Las metodologías ágiles

Efectivamente, “lo agile” está de moda. Actualmente hay muchas empresas atraídas por esta filosofía de desarrollo. Las metodologías ágiles nacieron para suplir las deficiencias del modelo de desarrollo en cascada, en los que tienes que tener definido y diseñado absolutamente todo el proyecto para poder implementarlo (lo que se conoce como “Big Upfront Design”).

En el desarrollo en cascada, el producto se desarrolla a través de etapas secuenciales, donde el trabajo está totalmente definido y completado antes de que comience cada nueva fase.

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Pero un entorno digital en constante cambio como en el que nos encontramos, es arriesgado definir un producto durante, por ejemplo, 6 meses y tardar en desarrollarlo otros 2 años para ver algo funcionando. Las necesidades de los usuarios e incluso de la empresa podrían cambiar durante todo este tiempo.

En las metodologías ágiles, la entrega de software funcional es mucho más rápida y los requisitos del producto final son mucho más flexibles, lo que es una clara ventaja competitiva en un mercado como el actual.

Por lo tanto, “agile” presenta un método no secuencial donde la comunicación y la colaboración entre los distintos departamentos es crucial y el desarrollo es más rápido e iterativo. Partiendo de conceptos y requisitos generales, los proyectos Ágiles involucran diseñar y desarrollar el producto en paralelo. Pasamos de lo general a lo concreto, de la estrategia a la táctica.


Este proceso ágil se basa en una serie de valores y principios enunciados en el Manifiesto ágil:

  1. Se valora más a los individuos y su interacción que a los procesos y las herramientas.

    Este es el valor más importante del manifiesto. Por supuesto que los procesos ayudan al trabajo. Las herramientas mejoran la eficiencia, pero hay tareas que requieren talento y necesitan personas que lo aporten y trabajen con una actitud adecuada.

    Sin embargo en desarrollo ágil los procesos son una ayuda. Un soporte para guiar el trabajo. La defensa a ultranza de los procesos lleva a afirmar que con ellos se pueden conseguir resultados extraordinarios con personas mediocres, y lo cierto es que este principio no es cierto cuando se necesita creatividad e innovación.
  2. Se valora más el software que funciona que la documentación exhaustiva

    El manifiesto ágil no da por inútil la documentación, sólo la de la documentación innecesaria. La comunicación a través de documentos no ofrece la riqueza y generación de valor que logra la comunicación directa entre las personas, y a través de la interacción con prototipos del producto.

    Por eso, siempre que sea posible debe preferirse reducir al mínimo indispensable el uso de documentación, que requiere trabajo sin aportar un valor directo al producto.
  3. Se valora más la colaboración con el cliente que la negociación contractual.

    Las prácticas ágiles están indicadas para productos cuyo detalle resulta difícil prever al principio del proyecto; y si se detallara al comenzar, el resultado final tendría menos valor que si se mejoran y precisan con retroinformación continua durante el.

    También son apropiadas cuando se prevén requisitos inestables por la velocidad de cambio en el entorno de negocio del cliente.

    El objetivo de un proyecto ágil no es controlar la ejecución conforme a procesos y cumplimiento de planes, sino proporcionar el mayor valor posible al producto.
  4. Se valora más la respuesta al cambio que el seguimiento de un plan

    Para desarrollar productos de requisitos inestables, que tienen como factor inherente el cambio y la evolución rápida y continua, resulta mucho más valiosa la capacidad de respuesta que la de seguimiento y aseguramiento de planes.

    Los principales valores de la gestión ágil son la anticipación y la adaptación, diferentes a los de la gestión de proyectos tradicional: planificación y control que evite desviaciones del plan.


Se busca entregas rápidas del producto, y con la máxima calidad en el desarrollo del producto.

Los equipos de Agile son equipos multifuncionales en la que cada perfil entiende el papel del resto y resuelven problemas entre todos, priorizando una comunicación personal y directa entre los miembros, antes que la documentación exhaustiva. Pero como veremos posteriormente, eso no significa que no se tenga que crear documentación.


Ágil es un modo de pensar, una filosofía donde prima un producto funcional, en lugar de una promesa de un producto más completo.



Complétalo y continua  
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